Te propongo repasar lo que pasó en Argentina el domingo pasado y sus consecuencias en el panorama político del vecino país, más allá de títulos grandilocuentes o directamente flechados.
Hubo elecciones legislativas, en las que se elegían 24 nuevos senadores (de 72 senadores que existen en total) y 127 nuevos diputados (casi la mitad de los 257 que existen). Tanto los senadores, como los diputados, se eligen a nivel local en Argentina y por separado.
¿Quién ganó las elecciones?
Hubo 24 senadores y 127 diputados que las ganaron. Cristina Fernández, presidenta de Argentina, no competía por ningún cargo. Tampoco Mauricio Macri, el líder del opositor PRO, de derecha. Tampoco el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, tal vez el más firme sucesor de Fernández dentro del oficialismo.
Sin embargo, otras figuras de peso en la política argentina sí participaron directamente en estas elecciones. El Frente para la Victoria, partido de la presidenta Cristina Fernández tenía 47 diputados con riesgo de perder su banca. Ninguno la perdió. Tampoco ganaron ninguna banca nueva. De esta forma, el oficialismo mantuvo sus 132 bancas en la cámara baja. No hace falta ser expertos en matemática: tiene la mayoría.
En el Senado, el oficialismo pasó de tener 41 bancas, a 39 (recordemos que son 72 en total, o sea que mantuvo la mayoría).
Si el Frente para la Victoria y sus aliados prácticamente mantuvieron su fuerza en el Poder Legislativo, eso significa, que la oposición también mantuvo su peso en las cámaras.Sin embargo, los distintos partidos opositores ganaron y perdieron fuerzas. Vayamos de a uno.
El que más ganó en estas elecciones fue el PRO de Macri, aunque todos los titulares te hablen de un tal Massa, de la inmensa derrota de Cristina y del fin del kirchnerismo. Con Gabirela Michetti (si, es en serio) como cabeza de lista en senadores de Buenos Aires Capital logró entrar a la cámara alta con tres escaños y además ampliar su bloque en la cámara baja pasando de 14 a 21 diputados.
Sergio Massa, ex Jefe de Gabinete de Cristina Fernández y ahora líder del opositor Frente Renovador (de centro derecha, difícil de definir, autoproclamado peronista opositor) presentó su lista a la Cámara de Representantes por la provincia de Buenos Aires (el distrito con más votantes del país) y ganó, obteniendo 16 diputados.
Por su parte, el bloque conformado por varias figuras y partidos de centro (Frente Amplio Progresista de Santa Fé, Hermes Binner, la Unión Cívica Radical, Elisa Carrió, Pino Solanas, etc, etc, etc) obtuvo buenas votaciones en varias reparticiones (incluida la ciudad de Buenos Aires) pero en el global perdió 4 diputados y 2 senadores, manteniéndose como la segunda fuerza política del parlamento. Una fuerza muy plural y poco sólida.
Para que quede claro: el Frente para la Victoria ganó el domingo 47 diputados y 39 senadores en todo el país. Massa ganó 16 diputados. Claro que para Clarín, La Nación y otros medios opositores en Argentina y para periódicos como El Observador en Uruguay, el gran ganador fue Massa. Pero los números, parecen señalar que no hubo grandes ganadores.
Tampoco hubo grandes perdedores, a excepción de Francisco de Narváez, un divertido personaje cuya historia no se debe pasar por alto para entender la actualidad política en Argentina.
De Narváez, apuntalado por los grandes medios opositores, y con un fuerte impulso mediático generado por el entonces programa de televisión de mayor rating de la TV argentina (si, Tinelli). supo ganar en la provincia de Buenos Aires como el domingo ganó Massa. Es más, no le ganó a un candidato-creado-de-cero como el oficialista Martín Insaurralde, le ganó al ex presidente Néstor Kirchner, que encabezaba una poderosa lista oficialista secundado por Scioli y el ahora opositor estrella Sergio Massa.
De Narváez pasó de ganar 15 bancas en 2009 a ganar sólo 2 el pasado domingo. El día que ganó, en 2009, De Narváez aseguró "varias veces dije que si no nos dividíamos, un día íbamos a cambiar la historia, y ese día es hoy". No pasó demasiado. Hoy, los grandes medios opositores borraron su derrota y olvidaron su nombre para centrarse en el de Massa, otro peronista opositor, también ex estrella de Tinelli y en este caso, escindido de las filas kirchneristas. Tal vez Massa tenga más suerte, para muchos, es un candidato más cercano al oficialismo que a la oposición con cara de Macri. Para muchos otros, es un verdadero enigma, no tanto por ser un personaje reservado, sino más bien por ser un personaje algo hueco, vacío de contenidos.
Para el oficialismo, las elecciones no pueden serle indiferentes. Las distintas votaciones a nivel país indican varias cosas de cara a las elecciones presidenciales del 2015. El apoyo al proyecto kirchnerista no está ni en su mejor ni en su peor momento, pero la falta de sucesión (Cristina Fernández no puede competir por la presidencia en 2015) se presenta como el mayor obstáculo para extender el proyecto del oficialismo por otro período.
En la vereda de la oposición, candidatos se buscan. ¿Puede Massa constituirse en un candidato serio a nivel nacional para disputar la presidencia? ¿Con qué bases? ¿Con qué apoyos? Parece más un intento de arrebatarle el poder al kirchnerismo, que un intento de plantear un modelo de país alternativo.
Los que sí plantean un modelo alternativo de país, el PRO de Macri, no cuentan aún (después de muchos años de existencia) con una plataforma política que les permita llegar con fuerza a todo el país y si sus intentos de expandir su poder van de la mano de humoristas como Miguel del Sel en Santa Fé, no es mucho lo que podemos esperar.
Carrió, Binner y Solanas aún se mueven con acuerdos difusos que hablan de la fragilidad de la oposición Argentina, arengada por los grandes medios, pero aún incapaz de proponer alternativas viables para un país tan rico y diverso como el de nuestros vecinos.
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