Algunas decisiones y declaraciones de Vázquez que
no nos gustan, antes de que asuma la presidencia.
Tal vez una señal que anuncia los
dolores de cabeza que tendremos en los próximos cinco años. Tal vez
sólo algunos imperfectos en una máquina que funciona de manera casi
impecable. Probablemente ni uno ni otro. Algunos apuntes sobre
decisiones y señales del próximo presidente, cada vez menos Tabaré
y más Vázquez.
1. Gabinete. La velocidad sorprendió y
ayudó a lanzar con más fuerza ese mensaje que parece claro cuando
hablamos de Vázquez: “El presidente soy yo y yo elijo”. Solo,
sin consultas previas a los sectores, sin negociaciones ni amplias
conversaciones, así fue como el próximo presidente eligió a
quienes asumirán como ministros en la administración que comienza a
trabajar el primero de marzo.
La forma no fue feliz, y el resultado
mucho menos. Sectores enteros se quedan sin representación, sin voz
alguna en la mesa del Consejo de Ministros. Otros sectores tendrán
una representación tal vez más amplia que la que la ciudadanía le
otorgó en el Parlamento y algunos, como el victorioso MPP,
una representación algo recortada.
Una vez más, las mujeres y sobre todo
los jóvenes no tendrán una representación fuerte en el gabinete.
Es más, nos encontramos con algunas viejas caras que ya vimos diez años atrás y que ahora vuelven por más. Vuelve Víctor Rossi al
frente del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y vuelve Nin
Novoa, en este caso, al frente de la Cancillería (aquí va un signo de
interrogación gigante) y anunciando de primera su simpatía con el
TLC con Estados Unidos.
2. Huidobro. Podría ser parte del
primer punto pero creo que merece uno aparte. Aquí el problema
no es su designación, porque seamos claros, quien lo ha designado
es el propio José Mujica. Aquí lo cuestionable es la decisión de
mantenerlo en el cargo.
No hay lugar en estas líneas para
enumerar la cantidad de declaraciones reprobables que este hombre ha
tenido en los últimos años (y que parece irse agravando con el
pasar del tiempo) en torno a un tema que es por demás sensible, no
solo para la izquierda sino para la sociedad toda: las
desapariciones forzadas de seres humanos en manos del Estado durante
la última dictadura cívico militar.
Huidobro ha logrado molestar a propios
y ajenos con sus palabras, que son generalmente tristes, pero lo
más objetable es, sin dudas, su falta de resultados. Yo esperaba que
me tapara la boca y saliera con una revelación grande como una casa
que validara su maltrecho personaje y su reivindicación por parte
del nuevo gobierno, pero creo que eran solo ilusiones. El ministro
no ha hecho mucho, más bien nada. Ha servido para que una parte de
la vieja izquierda hiciera las paces con una parte de las viejas
Fuerzas Armadas y no mucho más que eso.
3. Refugiados. Aquí es uno de los
lugares donde más se sentirá el cambio de mando. De una visión
solidaria pasaremos a una más reservada y calculadora. De un “¿Por
qué no?” a un “¿Por qué yo?”.
“No tenemos ningún compromiso
establecido". Esa es la frase que eligió Vázquez para
referirse a la llegada de un segundo grupo de refugiados de la guerra
en Siria. Se pone pausa y tal vez se pone Stop. El futuro canciller
explicó que se iban a revisar los compromisos asumidos con Naciones
Unidas, pero el próximo presidente se adelantó a enfriar la
política impulsada por Mujica.
Hay gente, allá, escapando de la
guerra. El actual presidente consideró que Uruguay estaba preparado
para darle una mano a un muy pequeño puñado de esa gente. Ahora el
que será presidente por los próximos cinco años considera que el
país no está preparado para hacerlo. Dos visiones bien distintas de
cómo se ve desde el poder político al país.
…
Lo que inquieta es esa pose que mezcla
un poco de exhibición de poder y otro poco de falta de autocrítica.
¿Alguna vez reconocerá Vázquez que solo no le daba para ganar en
noviembre? ¿Hará él mismo esa evaluación en su interior? No da
esa impresión, pero con Vázquez las impresiones suelen fallar.
Tendremos que volver a acostumbrarnos, después de la sobreexposición (o cercanía) a la que nos sometió Mujica, a enterarnos de lo que piensa el presidente en las páginas de Búsqueda y en acartonadas conferencias de prensa. Toda la suerte.
Tendremos que volver a acostumbrarnos, después de la sobreexposición (o cercanía) a la que nos sometió Mujica, a enterarnos de lo que piensa el presidente en las páginas de Búsqueda y en acartonadas conferencias de prensa. Toda la suerte.